La semana santa puede llegar a ser muy significativa para la mayoría de los creyentes peruanos, pero cada quien lo celebra o vive a su manera. Algunos se quedan en casa y están muy atentos a su televisor siguiendo todas las noticias. Otros aprovechan el feriado largo para realizar un almuerzo y reunir a toda la familia. También están los que planifican un viaje para salir de su zona de confort para olvidar el trabajo y los problemas.
Otro gran grupo se arriesga a cumplir la titánica tarea de hacer la peregrinación en el cerro San Cristóbal. Lograr tremenda hazaña es jactarse de haber sido capaz de subir caminando a una cumbre que se encuentra ubicada a 400 metros sobre el nivel del mar. Y desde la cima tener un panorama privilegiado y observar a los diez millones de habitantes de Lima y Callao.
Para llegar a la cumbre del cerro San Cristóbal y estar lo más cerca posible a la cruz de veinte metros de altura; la misma que ha soportado los terremotos de 1940, 1966 y 1974. No es una tarea fácil cumplir con esta peregrinación, tanto subir hasta la cima y descender de ella. Un dato curioso es que la cruz está fabricada a base de hormigón y acero.
Religiosamente cada año en el viernes santo, el cerro San Cristóbal y sus alrededores es invadido por una multitud. Los devotos, desde muy temprano, vienen de los distintos distritos de Lima. Así el transporte público demore horas en llegar al Rímac y San Juan de Lurigancho, lugar donde se ubica el cerro San Cristóbal.
Semana santa en el cerro San Cristóbal es sinónimo de fervor religioso de las personas que visitan la cruz. La presencia de miles de limeños en el cerro trae como consecuencia que los comerciantes vendan todo tipo de artículos. A través de los años, la presencia de los ambulantes en todo el recorrido se ha convertido en una tradición.
Al iniciar el camino, puedes encontrar un buen desayuno. Y si el apetito es voraz, también hay platos típicos al gusto y precio del cliente. En plena subida, la venta de agua o cualquier bebida gasificada es lo más demandado. Tendrás la oportunidad de adquirir las pulseras con tu nombre hasta los populares amuletos para el amor y el dinero.
Por la gran cantidad de público asistente el viernes santo, la Policía Nacional y la municipalidad del Rímac sugieren no venir acompañados de bebés, niños o adultos mayores con problemas de salud. Y mucho menos portar objetos contundentes, bicicletas, patines, motos y automóviles. Así podrás prevenir cualquier accidente y realizar un recorrido seguro.
Cuando llega el momento de descender de la cima, toma las mismas precauciones que al subir. Si bien la bajada suele ser menos complicada, el mar de gente que sigue subiendo y la paciencia será tu única aliada. En las faldas del cerro observarás una larga fila de puestos gastronómicos para recargar energías y volver a casa para seguir compartiendo en familia.
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